En 1988 llegué a París para cursar el último año de Bellas Artes en su Escuela Superieure de Beaux Arts, gracias a las primeras becas Erasmus que llegaron a la Universidad Politécnica de Valencia.
Allí me subyugó el espacio vacío del Grand Palais des Etudes, en el centro de la escuela y frente al Louvre y el Sena. Curiosamente nadie trabajaba allí, así que inicié mi idea y pinté un cuadro de 7 etros de lado que coloqué bajo la Torre Eiffel y frente a la fachada del Museo de Arte Moderno Georges Pompi- dou.
Aunque por aquel entonces aún no lo sabía, aquel cuadro se iba a convertir en el «boceto» realizado de la INTERACCIÓN PLÁSTICA: una idea que crecería conmigo –viajando por el mundo– colocando cuadros inmensos y disfrutando de poder realizar obras y exposiciones únicas.