La interacción plástica alcanzaba su madurez en un museo de arte contemporáneo que me brindó el espacio y los recursos necesarios. Las amplias y luminosas salas resaltaban cada obra, dándole el estatus artístico deseado.
Los tres meses de trabajo en Wolfsburg y el castillo de Neuhaus fueron como unas vacaciones creativas, apoyado por un equipo competente que permitió consolidar una visión artística concebida años atrás. En el Museo de Arte Mo- derno Schloss, ante la imposibilidad de pintar toda la superficie de su patio de 1000 m², creé un cuadro de 350 m² y dispuse piezas de colores alrededor, formando un laberinto visual. Los detalles los pinté en mi estudio de Valencia, mientras que los fondos se completaron en el pabellón del castillo de Neuhaus, adaptado como estudio.